Este incentivo surge de la identificación de que la Inteligencia Artificial no es algo opcional o que se pueda sólo plantear desde la regulación como hace Europa. En lugar de hablar de que la Inteligencia Artificial es ‘el final del mundo’, en Singapur saben que es ‘el principio de un nuevo mundo’.
Lo más interesante de esta iniciativa es que reconoce que la formación tiene una obsolescencia inevitable de muchos conocimientos y empleos como resultado de la llegada de la IA. Y que el mundo para el que se prepararon los mayores de 40 años no tienen nada que ver con el que ahora existe.
Para darle la vuelta al problema están animando a las generaciones más avanzadas a adaptarse y conocer los usos y bondades de la Inteligencia Artificial. Lo piensan hacer combinando lo que denominan ‘mentorización inversa’ donde los más jóvenes apoyarán esa transición de los más mayores. Consideran los beneficios de tener estudiantes jóvenes junto a personas con experiencia aprendiendo juntos.
Es muy distinta la actitud de Europa con respecto a este momento crucial. Aquí nuestros dirigentes, liderados durante la Presidencia de España, se vanaglorian de haber construido barreras a esta innovación gracias a una inédita, inútil e innecesaria ‘Ley de la Inteligencia Artificial’. Aquí sólo hablamos de los peligros, en lugar de hablar de las oportunidades como hacen en Singapur, Japón y otros países. Incluso en EEUU el planteamiento es diametralmente contrario al nuestro.
Sin duda este es un ejemplo de como gestionar los desafíos que estamos viviendo. Envidia sana…